miércoles, 31 de diciembre de 2008

BIENVENIDO 2009

Y lo digo con mayúsculas. Este año nuevo me encuentra contenta, muy contenta.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Sisí la emperatriz

A las 5 me desperté y no me pude volver a dormir. El sol ya salió todo y yo sigo acá con los ojos abiertos. Supongo que a la tarde siestearé un poco y ya está.
Porque hoy no voy a trabajar. Pero no por el asueto, eso no. De hecho tenía que ir el 24, 25, 26 y, sí señores, también el 27. Pero me volví a enfermar. Así es.
El lunes a la madrugada empecé a sentir un insistente dolor en la garganta. Me quise hacer la boluda y me tome un ibuprofeno. Fui a trabajar, pero a la tarde tuve que pasar por la guardia, ya tenía placas. Nunca jamás tuve las amígdalas así, era un paisaje triste de ver.
Siempre repito el mismo esquema, me enfermo el domingo, trabajo el lunes, el dolor va en escalada y me golpea a la noche, por lo que hasta el viernes no vuelvo a aparecer en la oficina. Qué predecible.
Otra vez en cama comiendo poco, mi mamá que si tuviera una hija anoréxica la tienen que internar a ella porque no paraba de decirme que la angustiaba lo flaca que estoy. Perdí unos kilitos, pero de ahí al punto de preocupación hay un largo trecho.
Y entre las cosas que perdí estaba lo poco que tenía en mi parte de adelante. ¿Por qué la naturaleza no es más sabia? De ahí no, querida. Así que el 24 me la pasé hablando con mis dos concuñadas que se las hicieron hace unos meses. A una se las vi y se las toqué (perdón pero si voy a hacer algo tengo que tener toda la información que pueda) y no puedo creer lo verdaderas que parecen. Es de locos.
Ya tomé la decisión, y va a tener lugar antes de mitad de año. Nunca más voy a usar un corpiño, siempre los odie, malditos.

martes, 16 de diciembre de 2008

Maldita parada

Estoy en exceso vaga con el blog, pero quiero dejar asentada una cosa.
Macri, por tu culpa llego tarde a más lugares.
Me quiero tomar colectivos, y aunque sé que algunas paradas cambiaron de lugar, mi despiste me hace olvidar esta información clave.
Entonces me quedo como una tonta esperando al lado de palos que quedaron obsoletos, y maldigo a los colectiveros porque me ignoran al pasar. Recién al 3er ninguneo chofereril me avivo y sospecho que estoy mal ubicada. Ya caí varias veces en la misma trampa.
Ya que estoy manifiesto mi repudio a los colectiveros que hacen la vista gorda a pesar de que yo sé que ven lo más clarito mis intentos desesperados por llamarles la atención. Son amargos y burócratas, primero, ante un cambio tan radical nos tendrían que dar un changüí, y segundo, por lo menos me podrían hacer un gesto para avisarme de mi error.
Aparte el otro día, iba con mi hermana hablando del violador de recoleta. Cuando llegamos a la esquina me señala 3 colectivos frenados en el semáforo que me dejaban donde yo tenía que ir. Para lograr que me dejen subir fuera de parada me aconseja, jocosa: "mostrá las tetas!".
De más está decir que ninguno de los 3 me dejó.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El champán me pone mimosa

Venía sin tomar desde hacía como un mes, había estado una semana con vómitos y en cama y no quería provocarle a mi panza ningún tipo de sensación de malestar por lo menos por un tiempo.
Pero el sábado fue el casamiento de mi prima y las situación me ganó. Me recomendaron que por lo menos no mezclara, así que elegí el champagne para ser mi acompañante en esa velada festiva.
Desde la recepción empecé a entrar en un estado de alegría bárbaro. De hecho cuando llegó mi papá con su mujer y sus hijos hasta me dieron ganas de abrazar a mis hermanitos, la más grande estaba altísima, la guacha.
Una vez entrado el baile avizoré a un candidato al que le había echado el ojo en el civil la semana anterior. Me senté en una mesa cerca de él y tras unas miradas se vino a sentar conmigo. Hasta ahí todo bien. El tema fue después.
Primero le pregunté si se acordaba que me había servido agua la otra vez. No me bastó el mal acting que hizo para hacerme creer que sí y seguí adelante. Le dije que me caía bien, el me dijo que también, le contesté que entonces podíamos salir, anotó mi teléfono y ahí me copé. Pensé zas!, qué fácil esto del levante. Pero al rato me dijo que se iba a bailar con sus amigos. Me lo crucé un par de veces y siempre lo agarraba, le pedía que me acompañara a lugares, lo sacaba a bailar como una pesada. Estaba como loca.
Al final de la noche, lo vi chapando con otra. Mi dosis de champagne evidentemente fue muy elevada para la circunstancia.
A pesar del desventurado término de la fiesta, seguía esperando que me llamara. Hoy me llegó un mensaje: "sos la linda de paz del casamiento de ceci y emi?" Bien!, me dije, al final no hice las cosas tan mal. Le respondí: no sé si la linda pero sí paz, tomás?"
Grande fue mi sorpresa cuando me enteré de que no era tomás, era otro amigo del novio, que al parecer le había pedido mi teléfono a mi prima.
Me hubiera gustado que fuera el otro, pero acepté salir, nunca se sabe.
Lo que me pone contenta es haber tratado (por todos los medios podría decir) de levantarme a un chico que me simpatizaba, algo inédito para mi. No me importa el resultado. Prefiero mil veces las historias que no funcionan porque el otro no quiere que las que son fallidas porque yo no estoy interesada. Si tengo que elegir, elijo ser patética a querer que me guste una persona y frustrarme porque no me pasa nada.
Además de ponerme mimosa (Gerardo, soy de las tuyas), el burbujeante líquido dejó como saldo otros 5 días de vómitos y dolor de panza. Me vine a enterar después que si no me cuidaba podía tener semejante recaída.
Así que ahora tengo vedado el alcohol por lo menos hasta marzo, con todo lo que me gusta.
La pucha.