martes, 25 de noviembre de 2008

No me gusta el levante. Siempre se nota cuando un tipo está usando una estrategia prefabricada para lograr algo con una, y no sé a otras mujeres, pero a mi no me gusta. Nunca entendí cómo existían, en las épocas noventosas de los lentos, muchachitos dispuestos a pedirles bailar una por una a un grupo de amigas prepúberes paradas en fila, al ir recibiendo sus negativas (fui testigo de este tipo de escenas varias veces). Jamás supe de dónde salieron esos huevones que tiran piropos a lo loco en el boliche o te tratan de atrapar o tocar cuando les pasás por al lado. ¿Estas personas piensan que si te agarran de un brazo y te retienen lo suficiente de pronto vas a tener ganas de chapártelas?
Estos son casos exagerados, pero tampoco me gustan las frases de levante, las miradas de levante, las sonrisas de levante, que me canchereen, nada de eso. Creo que por eso me cuesta tanto seducir a extraños, me da vergüenza ajena el contacto visual exagerado y todo ese ritual inicial que hay que hacer.
Sí me gusta el coqueteo más sutil, que tiene que estar indefectiblemente mezclado con el humor, me encanta ir encontrando coincidencias de a poco y que se genere algo espontáneo, específico de ese momento.
Suena obvio, pero si lo fuera, no existirían tantos langas en el mundo, evidentemente sus técnicas a veces les funcionan.
Y ojo, porque podemos encontrarnos ante una falsa espontaneidad a la que de pronto le salta la hilacha, que es peor que el levante armado más obvio, nos hace sentirnos tan estafados como ver por segunda vez un sketch cómico.

martes, 18 de noviembre de 2008

Fan de la hora este

Cómo me gusta que el día termine tan tarde. Me cambia la vida salir del trabajo y que me queden horas de luz por delante. Soy como un pollo, si me iluminan funcionan mis órganos vitales, cuando es de noche siempre tengo sueño.
Y a pesar de que en esta época el día tiene más horas, se termina más rápido. Se escapa como el agua entre los dedos. Noviembre y diciembre no existen, directamente. Son un mito, una leyenda urbana.
Hay mucho programa. Todos se quieren casar, y todos se quieren reunir en estos meses.
Yo no quiero, pero cumplo años. El 15 de diciembre me toca. Como el tiempo pasa tan veloz de aquí en más, a esta altura ya empiezo a decir que tengo un año más, como para que el shock del cambio de edad no me agarre desprevenida.
Así que qué tal, tengo 26. Voy a tener que empezar a usar crema anti age.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Sobreviví

Entre un capítulo y otro de brothers & sisters (después de todos los dvds que consumí esta semana soy una hermana más) me di cuenta de que me había curado.
Ya está, no quiero vomitar cada vez que huelo algo, me imagino algo o me muevo un centímetro.
Lo raro es que la recuperación se dio en el horario en que llego de trabajar justo el último día de la semana laboral.
Curioso.
Lo malo es que como soy culposa y tengo una fecha límite en mis espaldas voy a recuperar un poco el tiempo perdido de oficina el fin de semana y el lunes me comprometí a ir al trabajo de 9 a 21 hs.
Lo bueno es que ahora voy a poder ir a la fiesta. Eso sí, ni un trago de alcohol para mí.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Si yo vengo coqueteándole, y él viene coqueteándome, y me manda un mensaje general a mi celular diciendo que va a tocar con su banda, y yo le contesto que me gustaría ir, pero que estoy en mi lecho de muerte presa de una enfermedad fulminante, ¿no debería aprovechar el pie que le tiro para decir otra cosa aparte de "no te mueras todavía! saludos" ?????
¿saludos, te parece?

no se me da, che.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Hasta el domingo a la tarde estaba llena de vida.

Fui por el fin de semana con mis primos al campo del marido de mi prima, en Junín, con ocasión de una despedida de soltera.

















Anduve a caballo, tomé fernet, jugué al fútbol americano (mi equipo no hizo un maldito touchdown), me mojé con la manguera, comí lechón y otras sabrosuras, jugué con mis sobrinas, hice un acto de baile con una de ellas, estuve en el grupo que fue en busca del Rulo al boliche de Junín, hablamos de cosas picantes dignas de una despedida.

















Pero el domingo a la tarde todo cambió. Tuve que parar en el viaje de vuelta para vomitar, algo que no hacía desde mi más tierna infancia. Pensé que era el mareo por el auto, pero vaya si estaba equivocada.
El lunes hice un intento de ir a trabajar que no duró demasiado. Y después de dos días de pura agonía recién hoy pude levantarme de la cama para sentarme en la computadora.

Quiero recuperar mi salud, por favor, diosito.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Facebook

Bueno, sí, me meti en el Facebook. No quería, juro que no quería. Me parecía que era de esas herramientas de hoy que favorecen el intercambio de información muy superficial entre la gente, esa comunicación sin conexión. Que era un lugar donde la gente se mostraba para hacerse la canchera y contar de su ski week en Las leñas o su viaje a Europa (estaba en lo cierto, hay mucho de eso).
Ya el nombre me daba bronca.
Pero lo hice tipo terapia. Me dije, esto de hacerte la superior y criticar desde afuera no va más.
Así que puse mis datos, pin pan pun y ya estaba adentro.
Y me di cuenta de que sirve para algunas cosas divertidas y otras prácticas.
Y que es mucho más cómodo no estar tan pendiente de qué cosas son una boludez y cuáles no, creo firmemente que hay que ser boludo algunas veces.
Aparte encontré a un chico que me gustaba cuando tenía 6 años. Era de una familia amiga de 4 hermanos. Mis dos hermanos y yo estabamos enamorados cada uno de uno de los otros. Nunca más los vi hasta ahora, gracias a la magia del Facebook.