miércoles, 9 de julio de 2008

El tema innombrable

Venía bien con el tema hombres. (Qué feo suena el tema hombres, nunca encontré un buen término para denominar ese aspecto de mi vida que tanto me martiriza – ¿no será mucho martiriza? No, es así, me martiriza.- Cuando tengo que tocar el tema con mi psicóloga –en adelante Liliana- me ofusco, porque quiero que ella entienda de qué estoy hablando sin nombrarlo, si total siempre hablo de lo mismo, ¡ya debería saber estas cosas! Pero ella, claro, quiere que lo nombre, porque es su trabajo, tiene que presionar a la gente para que lo que esta oculto salga, ¿no? Así que lo nombro, a regañadientes digo vida amorosa –copiándome del ingles lovelife-, el tema pareja o el estar con alguien. Y ahí viene la segunda pregunta obligada: ¿qué es estar con alguien? Me enojo un poco más y le contesto lo primero que me sale, porque en realidad no sé, no sé qué es “estar” con alguien porque nunca me pasó. Al menos no como yo entiendo el concepto.) Venía bien hace un tiempo, estaba mas tranquila, en el interin salí con alguien con el que podría haber funcionado.
El tema innombrable ya no era recurrente en terapia, no estaba tan preocupada por no encontrar a nadie nunca en la vida. Me sentía menos fatalista y estaba tratando de aplicar la teoría del pensamiento positivo que creo que esta en boga.
A su vez y como siempre intentaba ir sumando nuevas experiencias para conocerme un poco más sin ponerme tanta presión.
Pero no lo abordé de la mejor manera, quise copiar modelos de otras personas pensando que a mí también me iban a servir, no escuche qué era lo que a mi personalmente me servía. Apuré las cosas con alguien buscando sensaciones que a esta altura siento que físicamente necesito (no me refiero a sensaciones sexuales, aunque si opinara Freud seguro diría que sí). La experiencia no salió bien, me sentí rara, incomoda, poco natural. Sentirme rara, verme a mi misma de esa manera es algo a lo que tiendo siempre, otra de mis preocupaciones, y me molestó que me pasara en esa situación.
Al otro día estuve muy triste. Había vuelto esa sensación de derrota, de resignación, de pensar que nunca iba a sentir algo natural, fluido, cómodo, que nunca iba a disfrutar del momento sin pensar lo que tenía que hacer, o lo que iba a hacer el otro, o lo que pensaba de mí, o cuál era el paso a seguir. Después me forcé a mi misma a recordar que una vez sí me había pasado, con una persona pude meterme en la situación, pasarla bien y lograr que las cosas se dieran solas. En vez de quedarme con esa auto lección me puse a pensar en él y en por qué las cosas no marcharon. Y me acordé también que hay muchas muchas cosas que no entiendo, tantas que me marea.
Y estaba en eso cuando recibí un casi llamado de esa persona, no un llamado porque no escuché nada del otro lado. Y de vuelta no entendí, aclaro que esto ya pasó varias veces y nunca le encontré explicación, ¿fue sin querer, una estrategia, alguien le robo el teléfono? Así que esta vez no me hice la boluda y le mande un mensaje (no me animaba a llamar), pero no obtuve respuesta. Me parece que todavía me toca que las cosas sigan siendo una incógnita en mi vida en general.
Después vi su nombre en un lugar y no pude evitar sentir que había una casualidad llamativa en todo eso. Pero cuando lo pienso de nuevo me siento ridícula, acá estoy yo, inventándome una historia de destinos cruzados de película berreta y el ni enterado.
La peor parte es que no quiero estar con él en realidad, nunca existió nada real entre nosotros, pero si no es con él, ¿entonces con quien? Esa pregunta me da miedo. Me puedo hacer la que no todo el tiempo que quiera, pero si tengo que decir la verdad, me asusta. Venía bien, ahora no tanto.

1 comentario:

caca dijo...

la verdad que no se me ocurre quién podés llegar a ser. respecto a lo que contás no soy muy bueno para dar consejos pero si te gusta ese chabón llamalo hasta que te atienda y sino hay onda ya te sacás un tema de encima. y no creas en los destinos cruzados y en el destino y esas cosas que solo funcionan en las comedias en las que está julia roberts o hugh grant.