viernes, 19 de septiembre de 2008

Sueño

Estamos en una etapa de poco trabajo. No estoy acostumbrada a estar ociosa en horario laboral y se me hace el día muy largo. Y después de almorzar, como un tío gordo en un asado, me agarra sueño.
Dormir la siesta es algo tan delicioso. Se disfruta 500% más que a la noche. Igual me cuesta quedarme dormida a la tarde, y como soy impaciente no aguanto mucho esperando, así que casi siempre me voy a hacer otra cosa. Pero cuando lo logro me despierto feliz y descansada.
Fantaseo con fabricar una cama abajo del escritorio como George Constanza. Me lo imagino y las pesitas en los párpados me empujan más hacia abajo, se me hace agua la espalda (no iventé yo la frase, pero qué inspiradora).

4 comentarios:

Diego dijo...

Si hay algo que me cuesta es mantenerme despierto cuando tengo una clase a la tarde, justo después de almorzar. Cuando apagan las luces para mostrar diapositivas simplemente no me puede resistir (lo raro es que me debo haber quedado dormido cientos de veces y nunca nadie me llamó la atención).
Pero las mejores siestas son en el sillón del living, te cambian el día.

Libreta de flores dijo...

que apaguen la luz en el medio de una clase es la muerte.

me pasa una cosa, que es que estando incómoda si quiero me puedo quedar dormida más fácil que a veces en la cama, por ejemplo sobre un sillón en una reunión antes de ir a bailar.
en el cine me quedé dormida una vez creo, cuando sacaron de nuevo la trilogía de la guerra de las galaxias, no me acuerdo en cuál, pero en plena batalla con el sonido mejorado retumbando en la sala.

Paola Florio dijo...

Parece de guacha, pero ayer casi no dormí y hoy tengo una fiesta, me voy a dormir la siesta porque me duermo en el teclado, entro a saludarte proque veo que actualizaste y me encuentro con esto... Jajajaj juro que no es de mala, pero te dejo un beso y me voy al sobre jajaja

Besoooo, buen finde, nos leemos!

Personas en la sala dijo...

Como buena provinciana, amo la siesta! es un momento sagrado. Muchas veces cabeceo frente al monitor y muero de vergüenza imaginando que justo en ese momento alguien que pasaba por la calle me vio.